domingo, 17 de junio de 2012
Me queda perfecto
María frunció el entrecejo al mirarse en el espejo. La
camiseta que llevaba además de no ser de marca –algo que era un auténtico
crimen contra el resto de ropa de su armario-, le quedaba fatal: le hacía menos
pecho, notaba más barriga donde no había, no combinada con absolutamente
NINGUNA de sus otras prendas y consideraba que el sólo hecho de llevarla encima
era un atentado hacia su persona. Aspiró todo el aire que pudo y lo soltó poco a
poco. Ella era perfecta y esa prenda de ropa debía de quedarle bien fuese como
fuese. Seguiría intentándolo.
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