jueves, 14 de junio de 2012
Copas de vino.
El suave brillo de las copas de cristal contrastaba
con el espeso vino viejo que había sacado para la ocasión. El rojizo líquido
soltaba grandes brillos que en contacto con la luz se distinguían multitud de
matices distintos. El aroma afrutado pero con el característico olor del
alcohol hizo que sus pupilas se dilatasen.
Una verdadera lástima que no le gustase
el vino.
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