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domingo, 4 de noviembre de 2012

Cordero Rojo






El sol lanza sus últimos rayos, mientras corre. Las pisadas chapotean en los charcos que ha dejado un día extraño. El corazón late con mucha velocidad y fuerza. Bum, bum. Bum, bum. Las sienes van a explotar pero tiene que huir. La garganta arde y la boca sabe a óxido. Bum, bum. Bum, bum. Se detiene en seco y mira sus manos un segundo antes de volver a correr.
El rojo de la sangre se mezcla con la claridad de su piel.
¿Por qué lo ha hecho?
No lo sabe.
Tiene miedo… Está solo.

Crónicas




Sólo quiero olvidar.
...
Mentira.

Gorgotea

Gorgotea. Uno, dos, tres, cuatro. El infernal ruido de cada pequeña gota cayendo monótonamente no era sino para recordar lo que había ocurrido. Uno, dos, tres, cuatro… En el suelo comenzaba a formarse un charco de líquido carmesí, la sangre caía aún caliente. ¿Cómo había empezado todo? Como un juego. La respiración de ambos se había unido en una sola mientras sus cuerpos desnudos y sudorosos seguían el ritmo de una melodía inexistente. Él había gritado, ella también. Y cuando la situación había llegado a su clímax ambos cayeron como si un rayo les hubiera fulminado a la vez. ¿Qué vio ella cuando se despertó? Al dueño de su alma degollando al dueño de su cuerpo. Ambos la querían y nunca escuchó a ninguno cuando le recordaban la existencia del otro. Sólo el suicidio había acabado con la vida de dos hombres que amaban a la misma mujer dentro del mismo cuerpo. Volvió a gritar.