sábado, 16 de junio de 2012
Extrañas vacaciones
Una señora más ancha que larga y con el pelo grasiento
recogido en una coleta, les impidió el paso.
“Todo ocupado” –Les dijo con una expresión apagada.
“Tenemos hecha una reserva” –Contestó el chico enseñando su
DNI y unos cuantos euros.
“Pasen por aquí”.
Pagarlo fue fácil, pero llegar hasta la habitación se
convirtió en toda una odisea.
Cada paso que daban se encontraban con una sala distinta a
la anterior, tenían muebles antiguos pero de estilo clásico, en cada una las estanterías llenas de libros cubrían las paredes , pero lo que más caracterizaba a todas era una extraña sensación de que algo no
iba bien. La lóbrega estancia escondía un secreto y ellos lo iban a descubrir aunque aún no lo sabían.
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