jueves, 14 de junio de 2012
Lollipop
No hacía falta que tuviese tres pisos, ni que contara con
todos los caramelos del mercado. No tenía chicos guapos que te atendieran en la
caja, ni mujeres despampanantes que sirven muestras. La tienda de golosinas de
la calle 4 tenía únicamente la ilusión de los cientos de niños que habían
entrado en ella a lo largo de todos los años de su existencia.
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