domingo, 10 de junio de 2012
La promesa del hada.
Sentía la necesidad de contarle a
alguien lo que le había sucedido, un hada, había visto un hada, un pequeño
duendecillo alado que le había hecho reír hasta bien entrada la noche. ¿No
decían las leyendas de los libros de la abuela que las hadas traían suerte
donde aparecían? Lucía quería contarlo, quería hablar, quería hacer sentir a
los demás como se sentía ella, feliz y dichosa por aquel encuentro con el ser
fantástico.
Cierto que mamá le dijo que fuera a por leña sin entretenerse y que no
la había cogido pero eso era lo de menos ¡Un hada, un hada! Aquella noticia
haría olvidar todo lo que le habían ordenado.
Cierto que prometió a padre ir a comprar leche para su hermano con la
moneda que le dio al hada pero ¡era un hada! La moneda brillante que entregó al
ser valía todas aquellas risas e ilusiones que formaron parte de aquel día de
juegos.
Cierto que el abuelo le había revuelto el pelo y le avisó de que no
llegara tarde a casa. Pero un hada merecía la pena.
Se llamaba Prin y antes de marcharse le susurró al oído que ya no
tenía que preocuparse de nada, que ya nunca lloraría por lo que le mandaban
mamá o padre, que no volvería a ser la
última de la familia por debajo de su hermanito Lucas, que el dinero ya no sería
un problema. Estaba feliz, quería contárselo a alguien cuanto antes.
Las risas cesaron cuando vislumbró su casa al otro lado de la colina,
el olor del humo le avisó, pero lo que realmente le paralizó fueron los llantos
de su vecina Ana, la amiga de su mamá que le ayudaba a zurcir las prendas de
padre cuando éste las estropeaba en el campo.
-Lo siento.- Lloró abrazando a Lucía.
Ésta paralizada, recordó las palabras del hada, quien cumplió su
promesa agradeciendo la moneda de la niña.
Ojalá nunca hubiese encontrado aquel hada.
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he hecho trampas, esta historia viene del Otaku Perdido :S
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