miércoles, 13 de junio de 2012
Autoestop II
El ambiente era pegajoso, apenas corría nada de aire y el
sol estaba en su punto más álgido, las gotas de sudor le caían por la cara.
Levantó el brazo izquierdo y el pulgar de la misma mano. Se
sentía avergonzado, no por las evidentes manchas de sudor que llenaban su
camisa, si no por lo que estaba haciendo. ¿Autoestop? No tenía sentido.
Seguramente la policía le detuviera. ¿En qué estaba pensando?
Antes de que pudiera replantearse su decisión, un coche se
detuvo a su lado. Se trataba de un Toyota Avensis plateado, bastante
nuevo y bien cuidado. El hombre que estaba al volante bajó la ventanilla.
-¿A dónde vas? –Preguntó.
-A Madrid. –Su voz sonó firme, pero muy baja.
-Sube, que te llevo.
---------A veces escribo lo mismo varias veces de manera distinta.
0 comentarios:
Publicar un comentario