El último abrazo fue entregado entre lágrimas silenciosas y con sueños que tarde o temprano se acabarían olvidando. Las voces se oían a lo lejos, mientras las promesas de un futuro imposible se entrecruzaban luchando por ser la que se escuchara más alto.
Mentiras.
Ambos en su corazón conocían perfectamente la verdad, y esa era que por mucho que quisieran nunca volverían a encontrarse.
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