No era un hombre bueno, todos lo sabían y él no lo negaba. No se llegaba hasta donde él estaba realizando buenas acciones, no se vivía la vida que él había vivido con amabilidad ni con favores sin vuelta. Esperaba una muerte claro, como todos, pero no creía en seres del más allá. Por eso se asustó tanto al contemplar la figura delgada y oscura del ser que se presentó ante él. Las palabras quisieron salir de su boca y no lo lograron. No sólo le resultaba terrorífico su compañero de viaje sino que además no parecía estar contento con él. Trago saliva y no pudo.
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