lunes, 11 de junio de 2012
Policías que juegan a ser detectives II
Héctor entró en el despacho sin muchos ánimos, por tercera
vez aquella semana alguien le había insinuado que volviera al cuerpo de policía
y eso le cabreaba. Si se había marchado era por algo, le molestaba que no le
tomaran en serio. Además si ahora volvía con la cabeza agachada no le
respetarían.
Dio una patada a la puerta y se sentó en el sillón. Se tapó
la cara con las palmas de la mano. Le gustaba sentir el frío de los dedos sobre
sus párpados. Le relajaba.
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