martes, 12 de junio de 2012
Ascensores
Abro la puerta y me dispongo a entrar, un vecino aparece.
Estupendo.
Un piso.
Nadie habla.
Dos pisos.
Nadie habla.
Tres pisos.
Miro el panel con los números, el décimo-cuarto está parpadeante, vive ahí. Mierda.
Cuatro pisos.
Odio los silencios incómodos.
Cinco pisos.
-¿Qué calor hace eh?
-Sí.
Seis pisos.
Saco las llaves y me las miro.
Siete pisos.
-Pero calor, calor ¿eh?
-Sí.
Ocho pisos
Por primera vez le miro a la cara. Pues no está nada mal, debe de tener mi edad. Es mono.
Nueve pisos.
Ey chico levanta esa mirada, quiero ver tus ojos.
Diez pisos.
¿Desde cuándo vivirá en el portal?
Once pisos.
Debería de... No, no, no.
Doce pisos.
-Ehh.
Trece pisos.
El ascensor pita, llevo a mi destino, como una parada de autobús, salgo, me despido, pero antes de cerrar la puerta planteo la pregunta.
-¿Quieres tomar algo?
Él sonríe.
-Llevo trece pisos intentando decirte lo mismo.
Magia.
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Tontunas nocturnas
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